El reconocimiento de los
derechos humanos como derechos naturales del hombre, fue una conquista ardua de
la humanidad, y llegó a lograrse tras la Revolución Francesa de 1789. Hasta entonces, era el gobernante
quien decidía sobre los derechos de las personas, quienes debían aceptar
pasivamente sus exigencias, fueran o no justas.
Los derechos de
segunda generación incluyen los derechos sociales y culturales, y surgieron a
partir del siglo XIX, cuando los ricos burgueses, dueños de las fábricas,
debieron afrontar ahora el surgimiento de los movimientos obreros, que luchaban
por lograr condiciones dignas de trabajo, que les habían sido desconocidas a
partir de la Revolución Industrial. A partir de esta etapa los trabajadores apoyados por los movimientos
socialistas, lograrán progresivamente, el establecimiento de jornadas de labor
de ocho horas, condiciones dignas, descanso dominical, el derecho a constituir
sindicatos, etcétera. El estado aparece ahora como garante de la igualdad de
oportunidades entre los ciudadanos, impidiendo abusos de parte de los
socialmente más favorecidos.
Los derechos de tercera generación aparecieron en el siglo XX, cuando nuevas circunstancias en el mundo hicieron palpable la necesidad de proteger no solo a las personas en su individualidad (derechos de primera generación) o en relación a oros miembros del cuerpo social (de segunda generación) sino que ahora los sujetos de derechos son colectivos, considerando el derecho de los pueblos.